Cuando una pareja lleva tiempo intentando tener un hijo o hija y no lo consigue, se suele realizar un estudio de la fertilidad a ambos con tal de detectar posibles causas de infertilidad. A su vez, este tipo de estudio supone la mejor opción a la hora de recomendar el tratamiento más adecuado. Así pues, en este post veremos en qué consiste un estudio de fertilidad y qué tipos de pruebas se realizan, tanto en hombres como en mujeres.
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¿Qué es y para qué sirve un estudio de fertilidad?
Un estudio de la fertilidad engloba una serie de pruebas y evaluaciones médicas que determinan la capacidad que tiene una persona para tener un hijo o hija. Y es que, como hemos comentado anteriormente, el objetivo de esta prueba está en detectar cualquier problema de fertilidad que ponga obstáculos en una pareja a la hora de lograr el embarazo.
Asimismo, este estudio se trata de una herramienta muy importante para aquellas personas que desean concebir un hijo o hija y que necesitan obtener una evaluación de su capacidad reproductiva. Así pues, a través de este estudio, se identifican las posibles causas de infertilidad, tanto femenina como masculina, y se procede a tomar medidas necesarias para ponerle una posible solución.
En qué consiste el estudio de fertilidad
En primer lugar, se realiza una historia clínica con cuestiones orientadas a la salud en general del paciente, sus antecedentes y sus hábitos. El especialista también puede pedir pruebas adicionales, como un análisis de sangre, para tener en cuenta otros aspectos que puedan estar relacionados con la infertilidad que sufre la pareja.
No obstante, los estudios de la fertilidad son distintos para los hombres y las mujeres. Por ello, te explicamos en qué consiste cada uno.
Pruebas de fertilidad femenina
Para empezar, en el caso de las mujeres, es necesario realizar un examen ginecológico completo y una citología. A continuación, si se considera necesario, se procede a realizar otros estudios, como son:
- Ecografía tansvaginal: esta prueba sirve para evaluar el estado de los ovarios, las trompas y el útero, con tal de averiguar la reserva ovárica de la mujer.
- Análisis sanguíneo hormonal: se lleva a cabo durante los primeros días del ciclo menstrual, ya que permite determinar la concentración de ciertas hormonas, como el estradiol o la prolactina. También se aprovecha para realizar una analítica general que permita detectar posibles enfermedades infecciosas.
- Cariotipo: se trata de una prueba genética que se utiliza para evaluar la estructura y el número de cromosomas en una célula. Esta prueba es especialmente útil para detectar anomalías cromosómicas que pueden afectar la fertilidad o causar trastornos genéticos.
- Histeroscopia: con esta prueba se observa directamente si existen ciertas alteraciones en el útero.
- Biopsia endometrial: permite realizar varios tests para evaluar el factor endometrial.
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Pruebas de fertilidad masculina
En el caso del hombre, aparte de realizar una exploración física general, la cual podría basarse en una ecografía del aparato genital, también pueden realizarse otros estudios:
- Seminograma: se trata de analizar una muestra de semen para evaluar ciertos aspectos, como la concentración y la movilidad de los espermatozoides.
- Análisis sanguíneo hormonal: permite evaluar los niveles de testosterona, entre otras hormonas masculinas.
- Cariotipo: funciona de la misma manera que en el caso de las mujeres. Permite saber si existe alguna anomalía en la estructura de los cromosomas y que pueda causar la infertilidad.
- Cultivo seminal: para poder detectar la posible presencia de microorganismos en el semen.
- FISH: sirve para detectar si el contenido cromosómico está dentro de los valores normales. También se requiere de una muestra seminal para realizar la prueba.
Cabe destacar que, en ambos casos, solo se realiza una prueba u otra a partir de la información obtenida en la historia clínica.